Alternativas Frente a las Relaciones Conflictivas
Existen tres alternativas frente a las relaciones enfermizas con un ser querido, se pueden sanar, se pueden llevar a una solución intermedia, o se pueden terminar, todo depende del nivel de madurez emocional de las dos personas, y del estado de deterioro de la relación, cuando las dos personas tienen madurez emocional y cuando los problemas apenas están iniciando es muy factible sanar una relación enfermiza, cuando las dos personas no tienen madurez emocional y cuando los problemas de pareja están muy avanzados es muy difícil sanar la relación, y cuando es una de las dos personas padece inmadurez emocional y la otra no, sin importar el nivel de deterioro de la relación, la persona que tenga madurez emocional puede luchar por ese ser querido que tanto ama, y llevar el problema a una solución intermedia.
Cómo Sanar una Relación Conflictiva
Es fundamental aclarar que sólo es factible sanar una relación conflictiva que apenas esté iniciando con las manifestaciones de violencia física como gritos y empujones, o con las manifestaciones de violencia psicológica como celos, reclamos, ofensas verbales y alegatos, ya que cuando la relación enfermiza ha alcanzado los niveles medios y altos, la violencia física se transforma en golpizas brutales y lesiones contundentes con objetos corto punzantes y armas de fuego, y la violencia psicológica se transforma en celos enfermizos, obsesiones, controles, amenazas, mentiras y manipulación, estas conductas patológicas del agresor(a) conducen a la víctima a prisiones mentales que le impiden el libre desarrollo de la personalidad, en esos niveles del conflicto ya no es posible sanar o recuperar la relación de pareja, y por lo tanto el proceso terapéutico se concentra en que las dos personas puedan separase de forma saludable para evitar el daño mutuo, para que finalmente puedan trabajar en su sanación y recuperación individual.
Las relaciones conflictivas o relaciones de amor-odio son un mecanismo que la vida nos pone para hacernos trabajar los defectos propios que tenemos fosilizados, por lo tanto desde esa perspectiva, la solución llega en la medida que cada parte se haga responsable de sanar aquellos aspectos de la sombra propia que se ven reflejados en la sombra del otro.
Para iniciar con la sanación de la relación, la persona debe descubrir por qué la vida le mandó ese problema específico, ya que según el tipo de agresión se conoce el tipo de trabajo que debe hacer para sanarse. Por lo general el agresor aparece como reflejo de algún defecto que la víctima no ha podido reconocer en sí mismo ni sanar por las buenas, entonces la vida le manda esa misma manifestación tóxica pero afuera en otra persona por lo general un ser querido, con el objetivo que le quede más fácil reconocer su sombra de esa forma, para que se responsabilice de ella, la sane y la aprenda a manejar de forma estructurada y sostenible; para esto lo primero es utilizar el malestar que genera la sombra del otro, como alarma para identificar que detrás de eso se esconde un defecto propio o un temor, o alguna falta que no se pueda reconocer, o una responsabilidad que no se quiera asumir. Luego de que tenga el defecto propio localizado, hay que saber que sanar la sombra propia es la forma más sana y eficaz de solucionar el problema o conflicto con el otro, para poder que surja un verdadero compromiso y motivación para realizar todo el trabajo necesario que restablezca la salud y el bienestar.
Cómo Trascender una Relación Conflictiva
Es tan cierto que una relación conflictiva muy avanzada no tiene arreglo definitivo, como que la persona sienta imposible terminarla, por eso es que este tipo de relaciones nos meten en un infierno soportable que está contenido en la paradoja “ni contigo ni sin ti, contigo porque me matas y sin ti porque me muero”, teniendo esto en cuenta, la solución para una relación enfermiza avanzada, consiste en una tercera vía que suele ser difícil y polémica, ya que no es propiamente una solución sino mas bien una salida, porque aquí la relación de pareja debe trascenderse en su aspecto carnal para que pueda emerger en su aspecto puro y espiritual, o sea que la salida no es terminar del todo ni tampoco seguir como pareja, sino alcanzar un punto intermedio que se parece más a quedar como familiares que a quedar como simples amigos, y es motivada por el amor verdadero entre la víctima y el agresor, que deben hacer un gran esfuerzo para poder convivir con un ser querido que tiene aspectos imposibles de tolerar y que es potencialmente peligroso, porque atenta contra la integridad emocional, psicológica o física, es por esto que la víctima debe modificar las reglas del juego para seguir el contacto y hacer que la relación sea más sana y segura, pero como la inmadurez emocional del agresor no deja hacer esto, entonces a la víctima le toca terminar la relación y soltarla un tiempo para que ambas partes puedan elaborar el duelo por separado, con el objetivo que si algún día vuelven ya no como pareja sino como familia, puedan ambos respetarse en la diferencia por medio de unas nuevas normas de la relación, en donde quede totalmente prohibido generar o tolerar cualquier manifestación de violencia, como por ejemplo: Palabras ofensivas, alegatos, gritos, mentiras, escándalos, amenazas y golpes.
Es tan importante no permitir los abusos y las expresiones de violencia, como aprender a perdonar y a dar segundas oportunidades, ya que el nivel de evolución también se mide en la forma en cómo tratamos al agresor, al loco o al pobre, las otras especies pueden parecer crueles con respecto a la enfermedad y la diferencia, pero nosotros los humanos podemos dar un salto a una octava superior, estableciendo un protocolo para tratar el error, la locura y el crimen, pero de una manera respetuosa y saludable, en donde no se castigue el daño sino que se humanice, se repare y se sane. La misma naturaleza nos muestra que utiliza el mecanismo del ensayo y error para poder evolucionar, ahí es donde entra el gran sentido que tiene la vida con darnos la posibilidad de equivocarnos, de pasar por el pecado, que no es más que no saber manejar un arte, para así pasar por la experiencia y llegar naturalmente a la virtud o maestría. Por eso la clave de la paz es alcanzar a reconocernos en los ojos quien comete el error, para así empezar a perdonar y a abordar al oponente o al delincuente, con compasión y no con un rigor total que no lleva a ninguna parte, esta es la salida a los conflictos, a las relaciones enfermizas y al problema de la guerra.
Cómo Terminar de Forma Saludable una Relación Conflictiva
Es muy normal que los agresores no se vean a sí mismos como agresores, sino como ofendidos por el rechazo o distanciamiento de su pareja a quien consideran como propiedad, por tal motivo la iniciativa de terminar la relación la debe tomar la víctima, teniendo en cuenta que en la mayoría de los casos el agresor está cegado por el dolor emocional que le causa el conflicto.
Cuando la relación no logra sanarse, y se convierte en una situación que hace daño a las dos partes de forma permanente, lo más saludable para ambos es terminar. Para terminar una relación de amor-odio sin que ninguna de las dos personas salga lastimada, se recomienda seguir el protocolo de seguridad, que busca minimizar los riesgos que se corren en el difícil proceso de ruptura y duelo, este protocolo consta de diez puntos:
- No corresponde al agresor sino a la víctima tomar la iniciativa para terminar la relación e iniciar un proceso individual de sanación de las emociones, ya que en este tipo de relaciones el agresor siempre quiere continuar la relación a toda costa, así los dos se estén haciendo daño, por eso la víctima es quien más posibilidades tiene de terminar la relación enfermiza y salvarse de los riesgos que la acompañan.
- Lo más importante en el proceso de terminar una relación de amor-odio, es que la víctima sea conciente de los peligros que corre con el agresor, quien lo más seguro es que amenace su integridad física, psicológica o emocional, a partir de violencia activa o pasiva.
- Es fundamental que la víctima entienda que es muy poco probable que una relación de amor-odio se pueda resolver y llegar a un feliz término, teniendo en cuenta que por lo general este tipo de enfermedades en la relaciones no dan síntomas de mejoría, por lo que se convierten en relaciones enfermizas en la que ambas personas se hacen cada vez más daño muchas veces sin darse cuenta o sin tener una mala intención, esto hace que la única salida posible sea terminar la relación, para luego iniciar un proceso de maduración de las emociones que se hace en solitario.
- La víctima debe adquirir el valor para terminar la relación y sostenerlo en el tiempo, para lo cual la violencia del agresor ayuda mucho a que la persona se convenza que ya no hay nada que se pueda hacer para salvar la relación, y tome la decisión de terminar por instinto de supervivencia.
- No se debe terminar la relación de forma intempestiva o brusca, sino propiciar un proceso de alejamiento, teniendo en cuenta que nunca se sabe cual es el tope en las reacciones violentas del agresor, que pueden llegar hasta agresiones físicas o psicológicas graves, y también para permitir que las dos personas procesen lo difícil de la situación y les quede más fácil elaborar el duelo.
- Saber que la decisión de terminar la relación conflcitiva debe estar fundamentada en unos principios sólidos, ya que como la víctima en esos momentos no tiene voluntad, entonces la decisión no tendría la fuerza para sostenerse en el tiempo, por lo que se volvería a recaer en el círculo vicioso de la enfermedad. Estos principios son los que le permiten a la persona tener la fortaleza y ser totalmente rigurosa, como para poner límites a los comportamientos agresivos del otro, y así no permitir que estas manifestaciones enfermizas se prolonguen en el tiempo, sino por el contrario tener el convencimiento de terminar la relación, y la firmeza para sostenerlo en el tiempo y no volver a caer en la tentación. Estos principios también implican que la victima entienda y tenga por seguro, que por más que quiera a la otra persona, no vale la pena poner en riesgo la tranquilidad, la salud ni la vida, por los defectos o patologías de una persona que no quiera o no pueda sanar sus aspectos internos que se encuentren inmaduros o enfermos, esto se traduce que la víctima incorpore como principio de vida, que para tener una relación saludable se debe hacer al inicio un pacto de no agresión (activa o pasiva) en el que ambas partes se comprometan a respetarlo, o sea que en el momento en el que se presenten golpes, controles, obsesiones, manipulaciones, mentiras, alegatos y gritos permanentes, o que se presente perdida del respeto o de la confianza, eso será causa suficiente para terminar la relación de buenas maneras y sin culpas.
- La relación se termina sólo cuando se hayan perdido las esperanzas que la otra persona cambie, y cuando se tenga la seguridad que las relaciones enfermizas no terminan en nada bueno y conducen al sufrimiento permanente, debido a las constantes situaciones de violencia activa o pasiva que se presentan en ellas. Todos estos motivos deben hacer que la víctima acepte la realidad, y entienda que la única salida es terminar la relación para no seguir haciéndose daño mutuo, ya que esto desvirtúa el sentido básico que deben tener las relaciones, el cual es unirse para compartir la intimidad y hacer equipo para que la vida sea más fácil, por eso cuando la unión coge el camino del desequilibrio y la enfermedad, si ya se agotan las posibilidades de encontrarle solución al problema, lo más saludable es terminar.
- Saber que una relación negativa que ponga en riesgo la integridad física o psico-emocional, mientras más se prolongue en el tiempo más crece, y más difícil se vuelve de resolver, o sea que lo mejor con este tipo de relaciones es terminarlas lo más rápido posible, y no permitir que el otro lo soborne a uno con los sentimientos o infundiéndole temor.
- En el momento de terminar la relación, ambas personas deben estar calmadas, y exponer los argumentos de una manera clara y concreta. Si esto no se puede hacer, lo mejor cuando se presenten discusiones es irse a calmarse, y en última instancia comunicarle la decisión por escrito.
- La víctima debe entender que es muy poco probable dialogar con el agresor, por lo general los agresores no entienden razones por más lógicas que sean, ya que el agresor está regido por el instinto ciego y desesperado lo cual le nubla el entendimiento, o sea que el proceso de ruptura de una relación de amor-odio, como no se puede negociar con el agresor, entonces debe ser una decisión unánime tomada por la víctima, de lo contrario son situaciones negativas recurrentes.
Clave Central en los Procesos de Ruptura
Una persona que llega al punto de no tolerar más una situación generada por la sombra de un ser querido, es porque ya ha pasado por ese camino traumático y por muchas situaciones de sufrimiento (sufrir para acabar de sufrir), y por eso el síntoma es que ya no tolera ese tipo de situaciones desequilibradas o desarmónicas, pese a que en el pasado convivió mucho tiempo con eso hasta el punto de creerlo superado, pero lo difícil es entender que la palabra superado, en este contexto no significa tolerar hasta el punto que lo maluco ya no importe, sino que significa justamente lo contrario, o sea no estar dispuesto a sostener la situación desequilibrada, y todo por el echo que ya se recorrió ese camino y por eso se tiene la certeza que no conduce a nada bueno, entonces cuando se ve que el ser querido no cambia su sombra sino que ésta por el contrario sigue avanzando, en ese punto es donde se pierde la esperanza y se suelta la relación, asumiendo por fin todo el dolor que esto genere, lo cual se convierte en el umbral de un proceso de muerte-renacimiento, que lleva a la persona a una renovación total en sus principios, sus emociones y sus relaciones.
Cuando ya se ha trascendido la frecuencia tan baja que tienen las relaciones de amor-odio, y a la persona le llega una nueva pareja, en el momento en el que ésta muestre que tiene inmadurez emocional o algún defecto de forma arraigada, la persona ya estará en la capacidad de decir: “Ese recorrido no me pertenece porque yo ya lo hice”, por eso cuando llega alguien con ese tipo de síntomas, por un lado se suelta por que se tiene la certeza que ya no corresponde, y por el otro lado se tiene la compasión como para poder verse en el afectado, hasta el punto de agradecer mentalmente a quienes les tocó padecer y aguantar los defectos propios. Cuando no se ha llegado a ese punto ocurre justamente lo contrario, la persona genera o tolera la frecuencia tóxica, por que encuentra algún sentido en la experiencia y esto le genera un placer mayor que el displacer inicial, convirtiéndose en lo que sostiene la situación desestructurada o el infierno soportable, o sea que cuando a la persona le falta un pendiente por vivir y aprender de las situaciones traumáticas que generan las relaciones de amor-odio, entonces por eso es que no es capaz de soltar la relación, dándole sostenibilidad a las situaciones desagradables y poniendo a que esto atente en contra de la integridad física, psicológica o emocional de las dos personas.
Es fundamental tener claro el criterio que diferencia, cuando la intolerancia proviene de la no correspondencia y cuando proviene de la inmadurez emocional, la diferencia está en que, la intolerancia proviene de la no correspondencia cuando la persona es capaz de soltar la relación en medio de la crisis, debido a tener ese camino ya recorrido y agotado, y proviene de la inmadurez emocional cuando se queda en el círculo vicioso de la confrontación y la reconciliación, debido al prejuicio que genera una identificación negativa, sin poder alcanzar la estabilidad, y sosteniendo la relación de amor-odio.
Este contrasentido que se presenta con los procesos de terminar la relación, en donde mientras más se ha trascendido la situación enfermiza más intolerancia se adquiere, se puede aprovechar para entender otro asunto de la vida que se le parece, y es el hecho que mientras más adulto se está más intolerante se es, ya que aquí se presenta el contrasentido que se explica en los párrafos anteriores, esto también logra explicar que en la medida que se es adulto el niño interior se disminuye hasta que finalmente desaparece, y por eso los ancianos caen en la psicorrigidez, el mal genio, la indefensión aprendida, y adquieren una visión trágica de la realidad que viven, a eso se debe que el arquetipo del niño interior encarne el asombro y el disfrute de la vida, y el arquetipo de la adultez encarne la seriedad y la psicorrigidez.
Artículo extraído del libro:
“Manual de Paz y Posconflicto Urbano”.
Autor: Juan David Silva Aguirre.
Red de Aportes a la Paz: Terapias de Paz.
redpaz@culturaneuroactiva.com
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Medellín – Colombia