Cómo Sanar a las Víctimas

 

Existen muchas técnicas que orientan a las víctimas en su proceso de recuperación integral, lo que se relacionan directamente con los diversos aspectos que debe trabajar en terapia con una persona que haya sido agredida, como por ejemplo: Aprender a manejar la víctima interior y el agresor interior, reinterpretar la tragedia, perdonar al agresor, cambiar la atención del afuera al adentro para escucharse más a sí mismo ser más espiritual, reparar el daño y rehabilitar el trauma hasta retornar a la normalidad. Las técnicas para sanar a las víctimas y enseñarles a manejar las agresiones, son las siguientes:

 

Neutralizar la Reacción Instintiva Negativa

Cuando se presenta una agresión por parte de otra persona, es muy natural que se aceleren las emociones debido a lo atípico del hecho, por eso desde este mismo punto se toman medidas terapéuticas, para lo cual lo primero es ejercer un control consciente sobre la reacción instintiva negativa, para que así no se desboque y no cause ningún daño.

 

Construir una Respuesta Emocional Saludable

Como dice la historia bíblica: Hay que prepararse a la luz del día y hacer la estrategia para cuando lleguen los ladrones en la mitad de la noche, se logre hacerles frente y frustrar el robo. Para construir una respuesta emocional saludable, la clave es saber que en esos momentos la opción más inteligente y segura, es controlar el instinto agresivo y las ganas de solucionarlo por las malas, ya que como todas las personas vivimos llenos de tóxicos emocionales, tan sólo responderle feo a un agresor, es como si uno fuera tan poco inteligente de apretarle el botón a un carro de basura para que éste vacíe todos sus venenos encima. En síntesis, la respuesta emocional saludable consiste en no dejarse sacar del centro ni robar la calma frente a las agresiones de otras personas, para poder mantener el control sobre las emociones y así tener una respuesta terapéutica, la cual consiste en frenar la discusión, o si ésta no se ha iniciado simplemente salirse de la situación, y cuando se esté sólo poder hacer catarsis de todos los venenos emocionales propios, y de esta manera liberar el malestar y la agresividad, pero en un contexto en donde no se le haga daño a nadie, luego se debe dejar de pensar en el evento negativo y redirigir la atención hacia asuntos positivos o relajantes. Finalmente, para resolver la situación se debe hablar con la persona y expresarle la diferencia, pero de una manera calmada y respetuosa, que tenga como objetivo principal llegar a un común acuerdo que posibilite una convivencia armoniosa y pacífica. Cabe aclarar que cuando es un agresor imposible de acercarse o quien no permite sostener una negociación racional, entonces se debe simplemente alejarse, y tratar de que la situación no se repita para no correr riesgos.

 

Reparación Física

Los daños en el cuerpo y los bienes de la víctima causados por el agresor, entran en un proceso de reparación física que debe realizar la misma víctima, o el agresor, o terceros como el estado, pero todo depende del tipo de agresión y de las circunstancias mismas.

 

 Cómo Hacer la Reparación Psicológica

La capacidad de reparar lo violentado o desgastado es algo que se ve en la naturaleza y en el mismo ser humano, ya que es básico para ser adaptativo y funcional, por eso esta capacidad es una de las que más se pone a prueba en toda agresión que genere algún tipo de ofensa, enojo, sufrimiento o trauma psicoemocional. Los objetivos de la reparación psicológica de la víctima, es que restablezca la calma, recupere su equilibrio emocional y retorne a la normalidad lo más pronto posible, para lo cual ayuda mucho que suelte el juicio y la culpa, entendiendo que todo en la vida sucede con un sentido positivo, por más ilógico que parezca al principio, o sea que lo correcto es hacerle el duelo a lo perdido para soltarlo mentalmente y poder concentrarse en las soluciones del problema. Luego que se salga de la crisis o del peligro, se debe reflexionar para tratar de entender qué aprendizajes o qué cosas buenas dejó la situación.

 

Reinterpretar la Agresión como un Proceso de Sanación para la Víctima

En el tema sobre cómo entender la causa y el sentido positivo de los hechos violentos, lo más curioso es que el mismo daño y sufrimiento que causa la violencia del agresor, se convierte en un proceso de sanación para la víctima; para comprender esto hay que ver la situación de la siguiente forma: Cuando el agresor aparece es porque la víctima está haciendo algo desequilibrado de manera permanente, entonces la vida lo saca de su zona de confort por medio de una situación de violencia, con el objetivo de ayudarlo a que cambie la atención del afuera para que busque más en el adentro y se conecte más consigo mismo y su verdadera esencia, o sea que luego que lo maluco pasa, si no destruye a la persona por lo general ésta queda más sabia, más fortalecida interiormente, y más preparada para enfrentar los retos y construir sus sueños. La experiencia traumática le ayuda a la víctima a salirse de lo racional, y a iniciar el viaje hacia adentro, en donde la persona se enfrenta a sí misma, y da el salto energético hacia la espiritualidad, eso significa que lo maluco que manda la vida no es para molestar a nadie, sino para ayudar a que cada persona se libere de la enfermedad y la inconsciencia, y aprenda cómo superarse a sí misma y darle más profundidad a su existencia.

 

Cómo Manejar las Agresiones del Otro y Corregir el Error con Amor

En el arte de manejar los aspectos negativos del mundo, para poder que exista compasión, tolerancia y perdón, la clave es primero manejar la propia violencia, para lo cual hay que tener maduras las emociones y saber manejar el instinto de defensa. En el proceso para manejar armónicamente las agresiones del otro existen tres niveles: El primer nivel es el de un manejo nulo o desestructurado, en donde se reacciona con enojo y violencia, en el segundo nivel se reacciona bien pero sólo exteriormente casi de una manera racional o hasta hipócrita, y en el tercer nivel se reacciona bien integralmente, con compasión y perdón de corazón. Igualmente, en estos tres niveles se reacciona de una forma diferente ante las agresiones del mundo, el primer nivel reacciona con violencia, el segundo nivel reacciona con una rabia que no expresa, sino que la camufla con una buena reacción externa proveniente de una creencia social o principio moral, y el tercer nivel reacciona con comprensión y compasión, sin ofensa y con la intención de ayudar al otro y hacer el bien, por lo que sólo la persona que esté en ese tercer nivel tiene la capacidad de corregir el error con amor, el cual el ideal con respecto al manejo de las ofensas y agresiones del otro.

 

Cómo Perdonar al Agresor

Hay que entender el sentido profundo de la situación, para poder entender al oponente por encima del bien y el mal y lograr que surja el perdón de manera espontánea. La técnica para solucionar conflictos, está basada en poner de relieve cuál forma de guerra está haciendo cada una de las partes del conflicto, esto no sólo ayuda a ambas partes a ser conscientes de sus propios defectos para corregirlos, sino que también es la clave que ayuda a entender al otro para perdonarlo y darle la oportunidad que corrija sus defectos, con lo que se está dando una solución terapéutica diferente a pelear o huir, que es justo lo que no se debe hacer. El camino más rápido pero difícil para llegar al perdón, es entender que para perdonar a los enemigos, es de gran ayuda conciliar con la desgracia, para lo cual necesariamente hay que empezar a ver lo bueno de lo malo, y dejar de mirar al opuesto como enemigo para empezar a verlo como complementario, como una parte fundamental de la ecuación que no se puede eliminar, y por lo tanto hay que conocer por qué es valiosa y aprender a convivir en armonía, partiendo de la base que la tolerancia ante la diferencia es salud y la psicorrigidez es enfermedad, y entendiendo que el enemigo o el antagonista es siempre el espejo de los propios aspectos negativos inconscientes, que la vida nos manda para sacarnos de la zona de confort, poniéndonos lo negativo afuera y así facilitar que lo podamos ver y sanar, desde este enfoque perdonar al agresor es sólo el inicio del proceso, ya que la meta es lograr entender su papel positivo oculto, para que esto facilite poder aceptarlo, respetarlo, agradecerle, y hasta valorarlo y amarlo.

 

Cómo Trabajar la Sombra Propia Reflejada en el Otro

La víctima debe entender por qué la vida le mandó ese problema específico, ya que según el tipo de agresión se conoce el tipo de trabajo que debe hacer para sanarse. Por lo general el agresor aparece como reflejo de algún defecto que la víctima no ha podido reconocer en sí mismo ni sanar por las buenas, entonces la vida le manda esa misma manifestación tóxica pero afuera en otra persona por lo general un ser querido, con el objetivo que le quede más fácil reconocer su sombra de esa forma, para que se responsabilice de ella, la sane y la aprenda a manejar de forma estructurada y sostenible; para esto lo primero es utilizar el malestar que genera la sombra del otro, como alarma para identificar que detrás de eso se esconde un defecto propio o un temor, o alguna falta que no se pueda reconocer, o una responsabilidad que no se quiera asumir. Luego de que tenga el defecto propio localizado, hay que saber que sanar la sombra propia es la forma más sana y eficaz de solucionar el problema o conflicto con el otro, para poder que surja un verdadero compromiso y motivación para realizar todo el trabajo necesario que restablezca la salud y el bienestar.

 

Manejo de la Víctima Interior

Como el victimismo es algo que no viene de afuera sino de adentro, entonces hay que ubicar qué lo detona, o sea, logar entender cuál es el temor que lo hace aparecer, o ubicar cual es el depredador que acecha a la persona y la hacer sentirse como si fuera una presa. Luego de reconocer cual es el elemento que tiene a la víctima sumida en estados de indefensión aprendida, se debe elaborar una estrategia para enfrentar lo que esté generando la impotencia, hasta logar superar el obstáculo por mérito propio, lo que libera a la persona de su víctima interior y hace que se empodere de su nuevo rol en el mundo.

 

Manejo del Agresor Interior

Cada persona debe responsabilizarse de su avatar negativo o agresor interior, y aprenderlo a identificar y manejar adecuadamente cuando salga. Lo primero es reconocer que su avatar negativo está ahí en su interior, junto con su avatar positivo, y aprender a conocer sus personalidades, gustos y comportamientos. Lo segundo es aprender a alimentar el avatar positivo en lugar del negativo, ya que el libre albedrío consiste precisamente en que cada quien elige cual avatar alimentar o a cual avatar ponerle atención. Como la causa de la agresividad está en el acto inconsciente de unirse con el avatar negativo, la solución es volverme conciente y responsable de ese acto, para que cuando aparezca nuevamente el agresor interno uno se diga a sí mismo: “Yo no quiero esas manifestaciones en mi vida, reconozco lo negativo en mí y el dolor que esto causa, por eso prefiero identificarme con mi parte positiva y alimentarla con hechos”, de esta manera es que debemos relacionarnos con el agresor interior, reconociéndolo para darle un manejo y reducir sus manifestaciones a la mínima expresión, con el objetivo que no le haga daño a nadie.

 

Manejo y Solución del Conflicto

Cada persona que comete un acto violento, como en el momento del conflicto no cuenta con las herramientas para solucionarlo por la vía del diálogo y la paz, entonces es como si se viera obligada a irse por la vía de la confrontación y la violencia, por lo tanto si en esto consiste el problema entonces la solución consiste en lo contrario, o sea que la solución para alcanzar la paz parte de enseñarle a las personas que para enfrentar los conflictos en la vida siempre existen dos opciones, y que en manos de cada quién está en fortalecer su voluntad para que por hábito o principios de vida, elijan siempre la opción pacífica del diálogo, convencidos que esto es más inteligente que darle gusto a los instintos básicos, que lo que quieren es tirar los venenos emocionales justo en la cara del adversario, lo cual siempre genera un ciclo de violencia, que es la causa de todos los alegatos, peleas y crímenes pasionales; por eso la paz es el resultado de saber que existen dos opciones para solucionar los conflictos, fusionado con tener la cultura personal o social para rechazar el camino de la confrontación y elegir siempre el camino del diálogo o de la evasión del conflicto.

 

 

Artículo extraído del libro:

“Manual de Paz y Posconflicto Urbano”.

Autor: Juan David Silva Aguirre.

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